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Desertificación y cambio climático

El autor comienza haciendo un breve resumen de las interacciones suelo-atmósfera, tanto en un sentido como en otro; asimismo señala los efectos del calentamiento global en esta relación, enumerando alguno de los fenómenos que se producen en este intercambio: cambio en las características del albedo, forzamiento radiactivo, humedad del suelo, rugosidad superficial, evapotranspiración, emisión y retención de gases de efecto invernadero, cambio en las superficies de condensación y emisión de aerosoles y partículas de polvo. Califica de “espiral perversa” la aridificación y desertización del suelo que, a su vez, repercute en el incremento del calentamiento global. Este fenómeno está afectando a la región mediterránea de un modo grave ya que no solo afecta al funcionamiento del medio natural, sino que puede repercutir en la seguridad de la zona (emigraciones, seguridad alimentaria, escasez de agua, incendios). La dinámica del suelo tiende a lograr una zona de equilibrio, recuperándose de los impactos recibidos tanto provenientes de la atmósfera como de las actividades humanas (resiliencia del suelo). Las zonas áridas del planeta se caracterizan por el déficit crónico de humedad lo que establece una situación de vulnerabilidad ante impactos o presiones de determinada magnitud. Ante impactos sostenidos el suelo inicia una pérdida de calidad biológica y de capacidad productiva, con muchas posibilidades de irreversibilidad (afloramientos rocosos por pérdida de suelo, salinización en tierras de regadío…). España es el país europeo que presenta una mayor extensión de estos fenómenos, aunque en Europa se estima que hay un 10% de suelos con procesos de desertificación. Partiendo de la definición de este fenómeno plasmada en el Convenio de Lucha contra la Desertificación de Naciones Unidas, el autor afirma que en los ambientes mediterráneos se ha establecido una relación directa entre el calentamiento global y los procesos de desertificación. La pérdida de suelo se ha incrementado desde la Revolución industrial y afecta a la estructura del suelo, lo que repercute en su capacidad de retener la humedad y por tanto afecta a su fertilidad. Otra consecuencia de la degradación del suelo, es la pérdida de la capacidad amortiguadora de fenómenos extremos (sequía, gota fría, lluvias torrenciales, etc.). Finalmente, el autor analiza ampliamente el fenómeno del albedo, entendido como la relación, expresada en porcentajes, de la radiación que una superficie refleja en relación a la radiación que incide sobre la misma. El análisis de este fenómeno permite concluir que las zonas degradadas pierden la posibilidad de atraer las lluvias que necesitan para su fertilidad, mientras que esa situación que no se da en las zonas no degradadas.
Año publicación
2007
Publica
MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE
Idioma de Publicación
Castellano
Ambito Geografico